La mecánica cuántica ha demostrado la interrelación entre el pensamiento y la realidad.  ¿Quién elige de entre las infinitas posibilidades para que se produzca mi experiencia actual? La respuesta de la física cuántica es rotunda: El Observador, pues sin él no tendría sentido el mundo que percibimos. El observador hace que algo sea por su acto de conciencia, y esta debe estar interrelacionada con todo y con el Todo.

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   La realidad que observamos se presenta en forma de partícula. Cuando observo en mi vida algún problema, dolor o enfermedad, estoy mirando una partícula. El mundo sería la expresión de la conciencia del observador, es un mundo físico sustentado por otra realidad no visible llamada campo cuántico, campo de infinitas posibilidades o vacío Creador.

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   A partir del momento en que dejo de observar la partícula y decido abrirme a lo nuevo se da el salto cuántico de una realidad determinada hacia una nueva realidad que no se encuentra en la polaridad anterior. Se dará así una nueva realidad de una mayor frecuencia.

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   Los pasos a seguir en una Constelación Cuántica serian: Estar en el observador que acepta mirar todo, tal cual como es, incluso lo que no me gusta, aceptar todo tal cual como es. Honrar y agradecer lo observado. Separarme del pasado. Elegir la vida y abrirme a todas las posibilidades, sin intención.

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   El observador transforma lo observado, y lo observado a su vez transforma al observador. Si observo todo con miedo o enojo, esto es lo que atraeré por resonancia. Si todo lo miro desde la honra y el agradecimiento, se transforma mi realidad en otra de mayor frecuencia.

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   El pensamiento cuántico nos devuelve a nosotros mismos la causa de los acontecimientos; esto nos convierte en adultos emocionales y nos devuelve el protagonismo en nuestras vidas. El árbol genealógico ilumina el camino que estábamos siguiendo inconscientemente para que tomemos conciencia y podamos cambiar nuestra percepción para así realizar los cambios pertinentes.

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   Finalmente, será por medio del entrelazamiento cuántico que todo cambio de percepción que yo haga en el presente, también afectara por resonancia a otros, aunque estén a kilómetros de distancia o incluso en otro tiempo (pasado).

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   Cuando cambio la mirada, mi conciencia se modifica y  transformo mi realidad.